miércoles, 16 de julio de 2003

MARíA Y LOS JÓVENES

Un bonito título para un artículo de este boletín, por el que felicito a las personas que lo han llevado a cabo, pero qué necesidad tan grande hay de analizarlo y llevarlo a nuestra vida. Analizar a María es una aventura impresionante, plagada de amor, y de la presencia fortalecedora del Señor. ¡Cómo hemos de fijarnos los jóvenes en María!, si hablamos de un mundo desigual y “queremos comprometernos con él”, si queremos o creemos que la actitud de los gobernantes o de los que tienen autoridad, no es la adecuada, si creemos que la guerra y la violencia deben desterrarse de nuestras vidas, si queremos la igualdad y el compromiso de todos por un mundo más justo...,¿Qué hacemos parados? Ya nos los dijo el mismo Jesús en su Ascesión, cuando los apóstoles se quedaron mirando al cielo, y un ángel les dijo, ¿Qué hacéis ahí parados? Id a anunciar a todos lo que habéis visto y vivido, y así es.

María fue la mujer sencilla, pero decidida a darlo todo por y para el Señor; Atenta y siempre a la escucha de la voluntad de Dios, disponible al Señor y a cualquier persona que la necesitó. María fue y es camino para llegar a Jesús, hay una frase preciosa que muchos la han tomado como lema de su vida, que dice: A Cristo por María. Y de qué mejor manera que fijándonos en Ella, y mediante el siempre hermoso rezo del Rosario, ya que, también nos lo dijo el Papa a los jóvenes en Madrid, “rezar el Rosario, es, contemplar los misterios de Jesús desde los ojos de María”. Creo que tenemos un ejemplo a seguir, en Ella, y se nos da la oportunidad de contemplarla desde todas las advocaciones que seamos capaces de regalarle, y tenemos la que es, posiblemente, de las más extendidas por España, que es la del Carmen. Bajo su escapulario revelador de la infinita misericordia de Dios, y bajo su manto materno siempre tendremos la firme seguridad de encontrar lo que necesitamos. Que esta advocación piadosísima del Carmen, que viene del latín, carmen, -inis, y significa poema, sea realmente el poema que llevemos por bandera en nuestra vida, y es, queridos jóvenes, el AMOR incondicional de Dios, ayer, hoy y siempre.

José Mª Sánchez García